Orizaba no solo es líder centroamericano por su rico folklore; ya que la ciudad goza de una rica tradición en donde ha jugado parte fundamental del desarrollo y crecimiento histórico de México. Quizás uno de los símbolos de su histórica importancia es el Palacio de Hierro que es edificio símbolo de la época Porfiriana. En aquel entonces Orizaba era la quinta ciudad más importante de todo el país y la más rica del estado de Veracruz; siendo expuesta y catalogada como la región más culta de México. Así el palacio de hierro de Orizaba fue construido por el máximo exponente del Art Nouveau, Gustave Eiffel, y un momento latente de la conjunción cultural que la región ha tenido históricamente alrededor de las décadas.

Orizaba recibió una gran ola de migrantes franceses, suecos, irlandeses, ingleses, españoles, italianos, estadounidenses y alemanes en las últimas dos décadas del siglo diecinueve, lo que hizo que la ciudad se llenara de cultura internacional y que se compartieran las últimas tendencias europeas en la ciudad.

Es así que, en 1891 gracias al apoyo de gestores individuales, el Gobierno Federal Estatal, el Municipio de Orizaba, se hizo lo necesario para buscarle a la ciudad una casa de gobierno que representara su cultura y refinamiento Intelectual. Así, el Orizabeño Don Sebastián Antonio Duque de Mier y Celis, que en aquel entonces residía en Paris, encargó y mandó a construir un palacio que representara la apertura cosmopolita de la ciudad.

Como no podía ser diferente, y gracias a los distintos contactos en Francia y Bélgica. Se encarga a Alexandre Gustave Eiffel; el mismo que había tenido un enorme éxito en la exposición universal con su torre, que construyera el único palacio de hierro, para que se convirtiera en una de las mayores referencias del movimiento cultural ¨Art Nouveau¨ en Latinoamérica y el mundo. El Palacio de Hierro, es bautizado como tal por su peculiar aspecto y los materiales utilizados que fueron transportados en barco hasta México con un costo de magnitudes imprescindibles.

Consecuentemente, la ciudad de Orizaba, representa en todas sus formas; una ciudad de carácter cosmopolita que ha sido testigo de varios movimientos sociales y artísticos tanto nacionales como internacionales, siendo única en México por su singular cultura y tradición. Se compara entonces esta misma singularidad de representar sus bailes; danzas de vueltas que parecen infinitas con los brazos extendidos hacia el cielo, con la visión de su gente inspirada en sus inusuales pero valiosos monumentos, que son reflejo de un pueblo que durante su historia a impulsado sus manos para alcanzar el reconocimiento internacional desde su intrínseca y colorida cultura.