Por: Laura Villanueva Guerrero
Huelva, España
Ahora que nos hemos
amado tanto, vuelve,
comienza, redistribuye
la riqueza en mi cuerpo,
que nada detenga
el fluir de los sentidos.
Y luego, susurra el
significado de mi
nombre entre las
ingles rendidas,
abárcame.
Cultiva el lenguaje
de lo eterno. Nada
pasa. Todo queda
en el sedimento
de la piel: la rabia
de tu saliva,
el inconfundible olor a domingo.
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