Las políticas públicas ambientales representan lo que los gobiernos deciden hacer en materia ambiental atendiendo a que visibilizan los problemas considerados como prioritarios, sobre los que se trabajará. Direccionadas a resolver problemas ambientales, las políticas públicas ambientales ponen en marcha objetivos, medios y acciones[1] que implican el desafío de trabajar sobre problemas ambientales difíciles de circunscribir a espacios y tiempos delimitados, así como a dimensiones específicas.
La forma en que se plasman las políticas públicas ambientales como todas las políticas, reconocen leyes, planes, programas y estrategias.
Esta combinación de diferentes problemas que abordan -conjugado con sus diferentes dispositivos de puesta en marcha y con sus diferentes grados de avance y desarrollo- requiere instrumentos que permitan organizar y visibilizar claramente lo que los gobiernos marcan como temas ambientales de importancia e interés para las políticas públicas.
Para esta identificación clara de prioridades, se debe responder a los interrogantes asociados generalmente: ¿Cuáles son los problemas ambientales para tal o cual municipio/provincia/región? ¿Qué problemas ambientales son prioritarios para la provincia? ¿Cuáles son las políticas, planes y programas ambientales a nivel nacional/regional/provincial y municipal? ¿Cuáles son los problemas ambientales sobre los que avanzó en mayor medida? En este sentido, no siempre se reconoce un sólo instrumento “sistematizador” que dé respuestas a estos interrogantes.
Las Agendas Ambientales, pueden conformarse como una herramienta sistematizadora de las respuestas a las preguntas planteadas, ofreciendo una radiografía expeditiva de un territorio acerca de los temas y problemas de importancia que serán articulados con el conjunto de leyes, planes y programas decididos, diseñados y construidos por los actores de los poderes públicos y los actores sociales, ya sea que se encuentran en marcha antes del diseño de Agenda o posterior. La Agenda compone y organiza lo ya avanzado con lo siguiente.
En la actualidad con diferentes grados de avance, las Agendas Ambientales en algunos contextos ha caído en desuso, en otros casos dan cuenta de experiencias inicialmente exitosas pero inconclusas y finalmente un conjunto de espacios, especialmente referido a los contextos locales, dan cuenta de un avance ordenado y continuo. De manera que es difícil obtener una conclusión taxativa sobre el éxito o no de su implementación. Las reseñas son muy singulares conforme el país y el momento histórico que analicemos.
A pesar de ésta diversidad de respuestas y comportamientos respecto al avance de las Agendas Ambientales, todavía encierra ventajas de oportunidad como herramienta de la gestión ambiental.
La Agenda Ambiental como herramienta de Gestión y Política Ambiental
La Agenda ambiental es definida como “un instrumento de resolución de la gestión ambiental” [2] y desde la dimensión técnica asume la forma de Plan (con todas sus consideraciones técnicas y metodológicas). En este sentido, los diferentes organismos que han promovido y difundido su uso, así como los equipos técnicos que la han desarrollado -que responden al orden privado (consultoras), asociados al orden académico (universidades), así como instituciones aglutinadoras de municipios (Federaciones, Asociaciones)- dan cuenta de distintos modelos de planificación estratégica adaptados a cada caso.
En la Agenda Ambiental, los problemas son transformados en objetivos generales y específicos. Esa definición requiere trabajo multidisciplinario- atendiendo a que los problemas ambientales no son unidimensionales- y demanda procesos participativos. Lo ambiental, como otros grandes problemas de la sociedad, no puede desconocer la multiplicidad de actores, miradas e intereses.
La identificación de los problemas ambientales da cuenta de una configuración causal (y de soluciones) que atraviesan los diferentes sectores y subsectores sociales, económicos, culturales y políticos de forma que se reconoce también como una herramienta que visibiliza lo multisectorial.
La Agenda Ambiental sistematiza el conjunto de acciones y decisiones formales en relación a los problemas ambientales. En este punto involucra al gobierno como actor responsable de las acciones y a la ciudadanía como co-participe. Dependiendo de la configuración de los actores sociales a nivel territorial, éstos tendrán mayor o menor participación en la ejecución de las acciones. A su vez, la Agenda implica un ejercicio, sumamente útil y necesario, de coordinación intersectorial entre los actores de los poderes públicos y de la administración pública.
La más conocida Agenda Ambiental, es la denominada“Agenda 21” [3], que se configura como la primer Agenda- Herramienta de la gestión ambiental. La Agenda 21 ha sido definida como un plan de acción para el desarrollo sostenible. Se trata de un producto de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo (CNUMAD) de 1992. A los fines de implicar y otorgar un mayor protagonismo a las comunidades locales, el capítulo 28 del documento incentiva a éstas a diseñar e implementar las denominadas Agendas 21 Locales (AL21). Lo local en este caso involucra todo un conjunto de escalas: Nacional, Provincial, Regional, Comarcal y Municipal.
Las reseñas de los avances de las Agendas Ambientales, nos permiten obtener algunas características. Podemos decir que la Agenda Ambiental:
- Se relacionan con el conjunto de problema ambientales, definidos por el gobierno y la ciudadanía
- Los problemas ambientales incorporados en la agenda asumen la categoría de “problema público”
- Aglutina acciones y decisiones formales para la prevención y mitigación
- Demandan trabajo multidisciplinario
- Implican un ejercicio intersectorial
- Involucra a actores de diferentes sectores y escalas de trabajo (Multinivel-Multiactoral)
- Requiere, como proceso indispensable, la participación
- Identifica acciones que serán ejecutadas por actores gubernamentales y sociales
La Agenda permite la radiografía síntesis. ¿Cuáles son nuestros problemas? ¿Hacia dónde queremos ir en términos ambientales? ¿Que estamos haciendo hoy y que estaremos haciendo (corto, mediano y largo plazo) en esa dirección? ¿Cuánto hemos avanzado? De forma tal que actúa como brújula permitiendo al ciudadano de pie, observar las coordenadas en materia ambiental.
Las dificultades para su avance han estado asociadas, por un lado, al desconocimiento técnico de la herramienta (en tanto al diseño, potencialidades, requisitos, resultados de experiencias). Por otro lado, a la falta de financiamiento económico de la iniciativa, como todo proceso de planificación la cuestión presupuestaria aparece como telón de fondo y no siempre se reconocen líneas de financiamiento específicas. Se suma, una dificultad propia de los procesos de planificación: los tiempos en el diseño y la implementación, seguimiento y retroalimentación (reformulación si fuera necesario). Finalmente, al año 2018 podemos agregar que se observa competencia o superposición con otros instrumentos de planificación (ambiental y de otro tipo) que han avanzado y ganado un lugar en el marco de las iniciativas de gestión pública.
A seguir trabajando
La Agenda Ambiental tiene una serie de ventajas en relación a su configuración sobre las que avanzamos en el artículo. Quizás los beneficios más claros están asociados que identifica los problemas ambientales prioritarios, fija una serie de coordenadas que direccionan los procesos de desarrollo sustentable de los recortes territoriales que deciden avanzar en el instrumento, a la vez que aglutina otras herramientas e instrumentos de política ambiental. Elementos en conjunto, que se encuentran presentes de forma clara, en la radiografía expeditiva que permite la Agenda Ambiental.
Responde así a: ¿Cuáles son los problemas ambientales prioritarios? ¿Qué estamos haciendo en la materia?
Sin embargo, implica debate y reflexión sobre sus potencialidades de aplicación a contextos territoriales particulares. Cada uno atravesado por su propia dinámica de gestión ambiental pública, diferentes niveles de participación ciudadana, diversidad de estructura financiera presupuestaria, así como diferentes tradiciones y herramientas técnicas.
Bibliografía consultada para el desarrollo del artículo
- NACIONES UNIDAS (1992) Texto definitivo de los acuerdos logrados por los gobiernos en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el medio Ambiente y el Desarrollo (CNUMAD): Programa 21, Declaración de Río y Declaración sobre principios relativos a los bosques. Río de Janeiro. Brasil
- JUNTA DE CIUDADES DE CASTILLA-LA MANCHA (2003) Guía práctica para el diseño, implantación y desarrollo de las Agendas 21 Locales en los municipios de Castilla- La Mancha en el marco del pacto ciudad habitable. Federación de Municipios y provincias de Castilla – La Mancha. España.
- JUNTA DE ANDALUCÍA (2001) Agendas Locales 21 en Andalucía: estrategias urbanas hacia el desarrollo sostenible. Consejería de Medio Ambiente. Málaga. España.
- BONILLA, Ángel, Ana María Larrea, Juan Pablo Martines, Santiago Ortiz (2004) Gestión Social de los Recursos Naturales. Instituto de Estudios Ecuatorianos – EECoordinadores. Ecuador.
- FERNÁNDEZ, Roberto (2000) Capítulo 4: La Utopía ambiental. Nueva mirada ambiental del desarrollo urbano en: La Gestión Ambiental de Ciudades. Teoría Crítica y aportes metodológicos. Serie Textos Básicos para la Formación Ambiental. 1ra. Edición. México.
- PNUMA-FLACMA (2005) Guía para la Planificación Estratégica Sostenible Local (Agenda 21 Local): eslabón básico para superar la pobreza. Proyecto Ciudadanía Ambiental Global- Consejo de la Tierra. Programa Latinoamericano de Desarrollo Local y Combate a la Pobreza. Universidad para la Cooperación Internacional. Federación Latinoamericana de Ciudades, Municipios y Asociaciones de Gobiernos Locales
- ROTH DEUBEL, André Noél (2009Políticas Públicas. Formulación, implementación y evaluación. Ediciones Aurora. Colombia. Disponible en Internet: uca.edu.sv/mcp/media/archivo/f5abaa_evaluacionpoliticaspublicasroth.pdf. Consulta realizada 8 de agosto de 2018.
[1] ROTH DEUBEL, André Noél (2009Políticas Públicas. Formulación, implementación y evaluación. Ediciones Aurora. Colombia (Pág. 17-51) Disponible en Internet: uca.edu.sv/mcp/media/archivo/f5abaa_evaluacionpoliticaspublicasroth.pdf. Consulta realizada 8 de agosto de 2018.
[2] BONILLA, Ángel, Ana María Larrea, Juan Pablo Martines, Santiago Ortiz (2004) Gestión Social de los Recursos Naturales. Instituto de Estudios Ecuatorianos – EECoordinadores. Ecuador.
[3] Sin imponer obligaciones jurídicas, la Agenda 21 contempla más de 100 ámbitos de actividad y 3.000 recomendaciones que totalizan 40 capítulos divididos en cuatro secciones: SECCIÓN I: Dimensiones Económicas y Sociales, SECCIÓN II: Conservación y Gestión de los Recursos para el Desarrollo, SECCIÓN III: Fortalecimiento de los Grupos Principales y SECCIÓN IV: Medios de Ejecución