Las nuevas tecnologías han influido en distintos acontecimientos desde su surgimiento hasta nuestros días. Con la imprenta pasando por la radio y la televisión, los ordenadores, los Smartphone y la internet surgen cambios profundos en la forma de comunicarnos, tanto en la forma de producir como de difundir la información, y junto con esto, una evolución en las formas de pensamientos y creencias del conjunto de la sociedad.
En la actualidad, el tratamiento y transmisión de la información se vuelve más acelerado e instantáneo con la incorporación de múltiples herramientas y técnicas informáticas, de internet y telecomunicaciones. Como consecuencia, la conexión se traslada a una gran red global que permanente esta vinculada a los medios tradicionales (televisión, radio y prensa) y a distintos actores de la sociedad, tanto de forma individual o colectiva. En este sentido, el nuevo escenario se engloba en un modelo comunicativo más flexible e instantáneo, donde es posible que exista una retroalimentación de opiniones entre el emisor y el receptor, si así fuera necesario.
En este contexto, redes sociales como Facebook y Twitter han simplificado la manera de compartir la noticia, incluso han revolucionado la escritura del mensaje (integrando todos los formatos de comunicación tradicional) o la apreciación del mismo. Otras más, buscan acercar a la sociedad mediante la mensajería instantánea como Whatsapp o Snachat. Sin embargo, la veracidad de la información a gran escala y la línea fronteriza entre lo privado y público, puede ser un riesgo en la información que llega al usuario final. Ante esto, las mediaciones que se puedan generar en estas plataformas involucra las percepciones de distintos actores como medios de comunicación, políticos, activistas, ciudadanos, etc. que, de hecho, vienen a facilitar nuevas prácticas informativas dependiendo de las circunstancias de los actores, intereses y habilidades técnicas de los mismo.
Activismo Político y cultura digital
Al término de la Primera Guerra Mundial en Alemania, se utilizó el término "activismus" [1] para denotar el compromiso militante adquirido por un grupo de intelectuales respecto al proceso de transformación de esa época. Con el paso del tiempo el concepto ha sido vinculado a diversos grupos de simpatizantes, miembros de sindicatos y activistas que buscan cambiar las cosas y defender sus derechos ante los Gobiernos o instituciones que no toman en cuenta esas necesidades. Hoy podemos hablar de un activismo offline y online, donde se reúnen personas con objetivos comunes, y que creen en sus propios ideales. Aunque no debemos perder de vista que el trabajo en las calles sigue siendo un recurso que no se ha perdido desde la antigüedad.
Sin embargo, la cultura digital actual funge como un facilitador de cambios en la esfera pública con nuevas plataformas de aprendizaje y con una sociedad civil con mayor presencia en la esfera mayoritaria. Como consecuencia, podemos observar una imagen global donde fluyen distintas dinámicas del poder, de resistencias y contrapoderes dentro de las diversas actividades de la sociedad que, para Manuel Castells (2008) tienen las mismas herramientas de comunicación (digitales y tradicionales). Estas condiciones socio-técnicas del mundo digital vienen a posibilitar la formación de contra públicos con características propias y diferenciadas que Christopher Kelty (2008) denomina públicos recursivos. Por lo que estamos en un momento donde expresarse, apoyar donaciones, ser voluntario requiere tan solo un clic. En el caso español, el movimiento 15-M viene a marcar esa línea de lo offline y online, un activismo político contemporáneo que llevo a las calles el rechazo a las políticas neoliberales y los costos sociales asociados a la crisis económica, ante esto los indignados expresaban su inconformidad por la inadecuación del régimen de transición (Sampedro y Lobera, 2014).
Así, la red nos obliga a pensar en nuestras propias debilidades y fortalezas. La idea de empoderamiento no solo surge de las mediaciones que se puedan generar en estas plataformas sino también de los actores que intervienen (como medios de comunicación, políticos, activistas, sociedad, etc.) fuertemente en la red. Al respecto, Juan Pecourt (2015) puntualiza que:
Las características específicas del activismo digital resultante dependerán de las condiciones estructurales de la esfera pública en un momento dado y de la relación que se establezca entre la esfera pública mayoritaria y los diferentes contrapúblicos subalternos, tanto en los medios de masas como en los medios digitales (p.80).
Como resultado, la nueva lógica de la comunicación y el activismo, cobra una relevancia importante, no sólo por los discursos e iniciativas que se generan en estos espacios, sino por las participaciones en el acontecer político que puedan ir más allá del Estado, y que están más cercas de un activismo político fuera de una organización formal y que posibilita una participación mayor, en algunos casos.
Ante este contexto y siguiendo a Alberto Melucci (1996) la información se está convirtiendo en el recurso central dentro de la relación Estado y sociedad:
[…], lo que acentúa el aspecto reflexivo, artificial, construido, de la vida social. La mayoría de nuestras experiencias cotidianas alcanzan grado n[2], es decir, ocurren en contextos que son cada vez más construidos por la información, vueltos a lanzar por los medios de comunicación e interiorizados por los individuos, en una especie de espiral que da vueltas sobre ella misma y que paulatinamente transforma cada vez más la realidad en signos e imágenes (p.293)
En esta línea, distintos estudios apoyan esta relación entre las transformaciones en las movilizaciones sociales y la utilización de las TIC (Castells, 2012; Ferreras, 2011; Welp, 2015; Oz, 2016). Sin embargo, entre algunos estudiosos existe el temor que el centrar demasiado estas acciones en redes sociales, por ejemplo, se estaría favoreciendo la inacción en el mundo real (Herzogenrath-Amelung 2016). Hoy se puede visualizar una permeabilidad en los medios masivos, lo que da una oportunidad a distintos grupos personas de transferir sus necesidades mediante diversas plataformas de encuentro y discusión, que en casos exitosos como el 8M “Hacia la huelga feminista” puede romper la frontera entre la invisibilidad y la visibilidad de una necesidad, haciéndose parte de las agendas de los medios de comunicación y de los gobiernos.
Estas prácticas sociales implican simultáneamente la participación colectiva de individuos y grupos que mediante distintos procesos de comunicación buscan dar sentido a su causa con sentido de solidaridad y en otros casos de conflicto. Como señalaron Carragee y Frey (2012):
El activismo de comunicación para la justicia social, por lo tanto, es una forma única que utiliza la esencia misma de la disciplina —la teoría y la práctica de la comunicación— para promover el Objetivo de la justicia social, lo que significa que el activismo, fundamentalmente, es un proceso de comunicación y práctica. (p. 22)
Aunque, se puede decir que la acción colectiva se manifiesta en una diversidad de actividades, y escenarios, ya sea el que marcha hombro a hombre por las calles o el que moviliza sus redes sociales (RRSS) para ser altavoces de protesta. En este sentido y siguiendo a Juan Pecourt (2015, p.87): "El nuevo activismo digital se organiza, o puede organizarse, en torno a todo un conjunto de causas que no tienen correspondencia directa con los movimientos sociales establecidos, pueden surgir de intereses particulares e individuales".
Finalmente, debemos tener presente que todas estas transformaciones se encuentran en un contexto de la articulación progresiva y, por lo tanto, no se puede perder de vista que la esfera pública cada vez es más global.
Referencias
Carragee, K. M., y Frey, L. R. (2012). Introduction: Communication activism for social justice scholarship. In L. R. Frey & K. M. Carragee (Eds.), Communication activism: Vol. 3. Struggling for social justice amidst difference (pp. 1–68). New York, NY: Hampton Press.
Castells, M. (2008). Comunicación, poder y contrapoder en la sociedad red (I). Los medios y la política. Telos, 74, 13-24.
Castells, Manuel (2012). Redes de indignación y esperanza. Los movimientos sociales en la era del internet. Madrid: Alianza Editorial.
Ferreras Rodríguez, Eva María (2011). El movimiento 15 m y su evolución en Twitter. Telos: Cuadernos de Comunicación e Innovación, nº 89, pp. 61-73. Recuperado de: https://telos.fundaciontelefonica.com/
Fraser, N. (1992): “Rethinking the public sphere: a contribution to the critique of actually existing democracy” en Calhoun, C. (ed.), Habermas and the public sphere, Cambridge (MA), The MIT Press, pp. 109-143.
González, J. M. A. (2018) Activismos políticos contemporáneos. Juventudes, movilizaciones y comunicación en Guadalajara.
Herzogenrath-Amelungm, Heidi (2016). The new instantaneity: how social media are helping us privilege the (politically) correct over the true. Media, Culture & Society, vol. 38, n° 7, pp. 1080-1089. DOI: 10.1177/0163443716664855
Kelty, C. M. (2008). Two bits: The cultural significance of free software. Duke University Press.
Melucci, A., y Tarrés, C. Z. (1996). Individualización y globalización: perspectivas teóricas. Estudios sociológicos, 14(41), 291-310.
Oz, Mustafa (2016). Mainstream media?s coverage of the Gezi protests and protesters? perception of mainstream media. Global Media and Communication, Vol. 12, n° 2, pp. 177-192. DOI: 10.1177/1742766516653164
Pecourt Gracia, Juan (2015): “La esfera pública digital y el activismo político”, Política y Sociedad, 52 (1), pp. 75-98.
Sampedro, V., & Lobera, J. (2014). The Spanish 15-M Movement: a consensual dissent?. Journal of Spanish Cultural Studies, 15(1-2), 61-80.
Welp, Yanina (2015). Cuando todo lo sólido se desvanece en twitter. Análisis del movimiento social #YoSoy132 (México 2012). Postdata, Vol. 20, n° 2, pp. 417-439. Recuperado de: http://www.revistapostdata.com.ar/
[1]http://diccionario.inep.org/A/ACTIVISMO-POLITICO.html
[2] El grado n indica el proceso autorreflexivo de la práctica social dentro de sistemas complejos, en donde la acción social interviene de manera creciente sobre ella misma por la información, la imagen y la producción simbólica.
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