La dinámica del desarrollo de las grandes sociedades nos ha permitido evidenciar que los procesos de transformación social, cultural y políticos tienen su origen en los contextos locales, bien dicen las abuelas que la educación comienza en casa, pues bien, hoy se hace necesario poner en práctica ese sabio principio para lograr consolidar proceso y proyectos contundentes que nos permitan generar en l@s Galaperos la adopción de una cultura ambiental. Esto debido a la evidente necesidad de una mejor relación entre los ciudadanos y su contexto natural (su ecosistema). Entendiendo que la cultura ambiental es un elemento fundamental que puede ayudar a transformarnos y convertirnos en sujetos críticos de lo que ocurra a nuestro alrededor. En este sentido, puede hablarse de la necesidad de una mirada al espacio local como escenario imprescindible para abordar la temática ambiental y generar una cultura ambientalista que parta del reconocimiento a las tradiciones culturales y a la identidad de esos territorios y utilice a la comunicación popular para incorporar a las comunidades la dimensión ambiental, propiciando la activa participación de sus miembros en el diseño de una sociedad sustentable, puesto que cada vez es más evidente que en la contemporaneidad, hablar del estado del ambiente y el ecosistema en el que diariamente convivimos, dejo de ser un tema de las ciencias naturales o bien sea de la biología , pasando a estar en la agenda de las ciencias humanas y sociales. Lo anterior debido a que ante la eminente problemática de uso inadecuado de los recursos naturales y más aún las conductas sociales que entran a influir de manera directa en las condiciones del ambiente, se hace necesario emitir un llamado a la reflexión desde una mirada interdisciplinaria que tenga como objetivo conocer hasta qué punto los comportamientos del ser humano en su diario vivir, están afectando el ambiente ecológico, bien sea de manera negativa o positiva.
En el caso del municipio de Galapa Atlántico a diario somos testigos de la existencia de un gran número de problemáticas socioculturales, las cuales sin darnos cuenta se incrementen muy vertiginosamente ocasionándonos consecuencias de toda índole, una de estas problemáticas es precisamente el mal uso que en la actualidad le damos a nuestro contexto, nuestro ambiente, ya que cada vez son más los daños que inconscientemente ocasionamos a nuestros ecosistemas. Dicha problemática está directamente relacionada con la no existencia en este momento de una cultura ambiental, razón por la cual se observan ciertos tipos de actitudes y comportamientos, tales como:
- Indiferencia hacia el cuidado del entorno ambiental.
- Contaminación del ambiente al arrojar basuras en lugares distintos a las canecas y cestas destinadas para tal fin.
- Uso irresponsable de las fuentes hídricas
- Uso irresponsable de la energía eléctrica.
Los comportamientos antes mencionados son considerados como afectaciones sociales al ambiente ecológico, también denominado medio ambiente, y contemplan aquellos problemas cuyos efectos no se limitan a un país o región, si no que se manifiestan extensa e intensamente por todo el planeta caracterizado por la contaminación y obstrucción en todo el mundo. La mayoría derivadas por la actividad productiva de los seres humanos. Para Bayón (2006), esta debe estar sustentada en la relación del hombre con su medio ambiente, y en dicha relación está implícito el conjunto de estilos, costumbres y condiciones de vida de una sociedad con una identidad propia, basada en tradiciones, valores y conocimientos. (Murillo, 2013). Por tal motivo en nuestro contexto local, es decir en el municipio de Galapa Atlántico, existe la urgente necesidad de implementar mecanismo de sensibilización, capacitación e intervención que permitan educar a sus habitantes, niños, jóvenes y adultos buscando así desarrollar en ellos una cultura ambiental, que permita mejorar su relación con el entorno natural, esto a través de talleres, capacitaciones y actividades prácticas en donde participe la comunidad como gestora del cambio, logrando así fomentar el cuidado, respeto y amor por la naturaleza, como principal elemento de una cultura ambientalista, con lo cual se logra entrar en sintonía con lo planteado en la Política Nacional de Educación Ambiental, en la cual se indica que es deber de las autoridades locales “ formar a los individuos y los colectivos para la toma de decisiones responsables en el manejo y la gestión de los recursos naturales en el marco del desarrollo sostenible, buscando que ellos consoliden los valores democráticos del respeto, convivencia y participación ciudadana, en sus relaciones con la naturaleza y la sociedad, en el contexto local, regional y nacional. En esta misma lógica encontramos que la Constitución Política de Colombia define el carácter social del estado y dentro de este reconoce como principio fundamental y derecho colectivo la protección del medio ambiente. Allí se establecen los elementos básicos que orientan el manejo ambiental del país tales como: protección del ambiente; compromiso con la sostenibilidad y la eficiencia económica; control fiscal; participación ciudadana y respeto por la cultura.
De igual manera la constitución de 1991, consagró 49 artículos a la protección del medio ambiente y los recursos naturales, situación que le mereció el calificativo de Constitución ecológica, por parte de algunos tratadistas. Dentro de estas normas constitucionales podemos destacar las siguientes: la propiedad privada tiene una función ecológica, según el artículo 58; el derecho a un medio ambiente sano y a la participación ciudadana en las decisiones que puedan afectarlo, artículo 79; la obligación del Estado de garantizar el desarrollo sostenible, la conservación, restauración o sustitución de los recursos naturales, artículo 80, el deber del estado de intervenir en la economía para preservar un ambiente sano, para el logro del cual puede también limitar las libertades económicas y la obligación de formular una política ambiental del desarrollo, artículo 333 y 334; la obligación de proteger las riquezas culturales y naturales de la nación, artículo 87; el derecho fundamental de la libertad de investigación, artículo 27; la atención de la salud y el saneamiento ambiental como servicios públicos al cargo del Estado. Toda esta normatividad permite evidenciar que existe una gran responsabilidad por parte de los gobiernos tanto nacionales, regionales y locales para con el fomento de una educación ambiental y un cambio cultural hacia una sociedad sustentable, por tal motivo es necesario entrar en acción y que mejor manera que hacerlo tomando como base del proceso el conocimiento y sabiduría de los actores locales, entiéndase los líderes comunitarios, organizaciones de base y comunidad en general, quienes sin lugar a duda tienen la posibilidad de incidir de una manera muy importante en la realidad próxima de su municipio.
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