VOXLOCALIS #80

EXPERIENCIA de GESTIÓN

Cuando las mujeres y las niñas no pueden caminar tranquilas por las calles de la ciudad, vender y comprar en los mercados, desplazarse en el transporte público o simplemente usar baños comunitarios, esto tiene un inmenso impacto en sus vidas.

El acoso sexual y otras formas de violencia contra las mujeres y las niñas en los espacios públicos existen en todos los países, tanto en las zonas rurales como en las ciudades, e incluso en los espacios virtuales. Sabemos por un estudio de diagnóstico en la ciudad de Quito, que el 91% de las mujeres ha sufrido alguna forma de acoso sexual en el espacio público a lo largo de su vida. En Port Moresby, Papúa Nueva Guinea, más de la mitad de las mujeres vendedoras en los mercados locales han experimentado alguna forma de violencia; y de manera similar en Kigali, Rwanda, otro estudio mostró que el 55% de las mujeres estaban preocupadas por su seguridad al ir a las instituciones educativas a la caída de la tarde.

Cuando las mujeres y las niñas no pueden caminar tranquilas por las calles de la ciudad, vender y comprar en los mercados, desplazarse en el transporte público o simplemente usar baños comunitarios, esto tiene un inmenso impacto en sus vidas. Tanto la amenaza como la experiencia de la violencia afectan su acceso a las actividades sociales, la educación, el empleo y las oportunidades de liderazgo.

La cuantificación de este problema y la comprensión de la naturaleza de la violencia de género ponen en perspectiva la urgencia de proporcionar soluciones eficaces e integrales. La iniciativa Ciudades y Espacios Públicos Seguros tiene como objetivo intervenir en ciudades y espacios para que estos sean conducentes al empoderamiento de mujeres y niñas. La Iniciativa abarca actualmente 27 ciudades en el mundo, entre ellas la ciudad de Cuenca, Ecuador.

El programa se centra en el desarrollo de iniciativas locales de derechos humanos, apoyadas en datos, para poner fin a la violencia contra las mujeres y las niñas y apoyar su participación política y empoderamiento económico. La ciudad de Cuenca cuenta con una importante trayectoria en esta materia, proceso que ha sido impulsado desde los años 80 por el movimiento de mujeres.

La ciudad de Cuenca fue una de las 5 primeras ciudades del país que contó con una Comisaría de la Mujer en el año 1994, y una organización de la sociedad civil de mujeres fue la encargada de apuntalar el trabajo de la Comisaria desde su inicio, brindando atención legal, social y psicológica gratuita para apoyar la protección y restitución de los derechos de las mujeres en situación de violencia.[1] 

Este proceso impulsó la coordinación estrecha desde distintas organizaciones de mujeres e instituciones para la prevención y acción frente a la violencia contra las mujeres. Se desarrolla en 1999 la Red Interinstitucional de Atención y Prevención de la Violencia Intrafamiliar, integrada por 32 instancias que facilitaban la atención, protección y restitución de derechos mujeres víctimas de violencia, desarrollando acciones conjuntas para la prevención de nuevas situaciones.

A pesar de esta importante tarea de coordinación, y mediante el análisis critico de la magnitud del problema de la violencia contra las mujeres, se buscan estrtegias para alcanzar un mayor posicionamiento político. Se promueve una instancia de participación ciudadana, el “Cabildo por las mujeres”, el cual continua vigente hasta la actualidad, proponiendo estrategias para alcanzar la igualdad de género[2].

Desde el Municipio de Cuenca ha existido un correlato a través de la implementación de otras acciones destinadas a prevenir y atender la violencia contra las mujeres. En el año 2002, se presentó el primer Plan para la Igualdad de Oportunidades entre hombres y mujeres (PIO), en el cual se articulan las políticas de equidad de género para el Cantón. En cumplimiento a este plan pionero, el mismo año se aprueba la Ordenanza 059 que establece las políticas cantonales para prevenir y erradicar la violencia intrafamiliar. Se emite también una ordenanza para modificar la estructura funcional del Municipio y se crea el Departamento de Planificación y Gestión por la Equidad Social y de Género, como parte de la Secretaría General de Planificación.

Sin duda, estos cimientos han permitido que la propuesta de ciudades seguras se articule a la política de erradicación de la violencia contra las mujeres en el cantón. El programa ciudades seguras visibiliza una forma distinta de violencia que no había sido considerada o que había sido poco abordada: el acoso y la violencia sexual que se sucede en el espacio público. Por esta razón, la iniciativa se articula a lo ya desarrollado, fortaleciendo las estrategias de abordaje y ampliando la mirada a otras formas de violencia contra las mujeres.

En el año 2016, ONU Mujeres y el Municipio de Cuenca, inician la implementación de ciudades seguras a través del levantamiento del diagnóstico preliminar para caracterizar esta problemática en la ciudad. De esta manera, conocemos que el 17% de mujeres en la ciudad de Cuenca reconocen haber sido acosadas por un hombre en el espacio público. Este acoso se manifiesta en miradas y “piropos” soeces, acercamientos intimidantes, silbidos, besos, jadeos y presión de los genitales en el cuerpo[3].

Frente a estas experiencias de acoso y violencia, las mujeres (43%) señalan sentirse intimidadas, lo que limita su disfrute del espacio público.   Además, este temor varía de acuerdo con la hora del día. Mientras que en la mañana el 39% señala tener un temor alto y muy alto en el espacio público; en la noche el temor se incrementa al 74%. 

Además, el 27% de hombres reconocen haber acosado a una mujer, y consideran que a las mujeres les gusta (33%), que son acciones que no tienen una connotación negativa, es decir, “no tiene nada de malo” (35%) y “todo el mundo lo hace” (25%). También se considera que son las mujeres las responsables de estos hechos “porque son provocadoras… la forma de vestir de las mujeres no debe ser provocativa, ya que desde este punto empiezan los pensamientos de los hombres”[4].

Las mujeres reconocen que hubo personas al momento de haber sido acosadas, pero el 88% de estos testigos no hicieron nada para evitar el ataque. Tan solo el 8% de las mujeres realizaron una denuncia, pero todas tuvieron dificultades al momento de hacerlo. Las razones por las cuales no se denuncia es porque no se conoce donde hacerlo o porque se considera que no se sancionará al responsable.

En el proceso de análisis del contexto de ciudad intermedia de Cuenca, se evidenció la necesidad de contar con información sobre la situación que experimentan las mujeres rurales. El intercambio urbano – rural en cuanto al comercio y acceso a servicios municipales genera el desplazamiento de un número importante de mujeres que deben enfrentar estas situaciones en sus localidades, en las ciudades y en el trayecto de la una a la otra.

En el año 2017 se realizó el levantamiento de información en zonas rurales, lo que ha permitido conocer otra realidad igual de apremiante. Existe un menor reconocimiento por parte de las mujeres de haber sido acosadas (11%), y en un 37% la persona agresora es un conocido, a diferencia del 11% del área urbana.  La respuesta ante el acoso en las zonas rurales, además del miedo, son el dejar de caminar solas (11%), no caminar en la noche (9%), o dejar de salir a la calle (2%), lo que limita aún más su libertad de movimiento. 

Existe una coincidencia en lo urbano y lo rural en cuanto a los espacios públicos en los cuales se suceden los acosos, esto es los buses y las calles, seguido de las orillas de los ríos, parques, plazas, mercados y taxis.

Con el apoyo de la Agencia de Cooperación Española para el Desarrollo (AECID), en el año 2017 se realiza en Cuenca la socialización de estos hallazgos en espacios institucionales, de organizaciones sociales, académicos, barrios, juntas parroquiales, entre otros. Esta socialización ha permitido retroalimentar la propuesta de proyecto para hacer de Cuenca una ciudad segura para las mujeres y las niñas.

Esta propuesta, que fue construida de manera participativa con los actores mencionados, se encuentra finalizada. Actualmente iniciaremos el proceso de levantamiento de los indicadores de resultado que permitirán medir la efectividad de las estrategias y acciones planificadas en el proyecto.

Como se señaló al inicio, no partimos de cero; al contrario, los avances que la ciudad de Cuenca ha desarrollado han permitido transitar por un sendero fértil, con una institucionalidad dispuesta a develar nuevas formas de violencia de las cuales las mujeres somos objeto, así como ha posibilitado el contar con socios fundamentales como las organizaciones de mujeres para caminar hacia el sueño de contar con una ciudad libre de violencia contra las mujeres y niñas.

 

Nota: La imagen superior del artículo corresponde a la campaña Educomunicacional: “Basta de acoso en el transporte público” del Municipio de Cuenca - En la imagen posterior la representante de ONU Mujeres en Ecuador, Bibiana Aído.

 

[1] CEPLAES, Las Comisarías de la Mujer ¿Un camino hacia la justicia?, Estudio de caso en el Cantón Cuenca, 2009, Ecuador.

[2] Ibid.

[3] Sendas, Informe de encuesta de percepción sobre acoso y violencia en Cuenca, Gad Cantonal Cuenca, Programa “Ciudades Seguras”, 2016, Cuenca.

[4] Ibid.

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Oficina ONU Mujeres Ecuador  (   Ecuador )

Especialista de ONU Mujeres en Ecuador para ciudades seguras