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2017 ha sido un año de importantes acuerdos internacionales vinculados a los desafíos que debemos enfrentar como humanidad. Los países representados por sus autoridades han decidido aunar esfuerzos para planificar y actuar a nivel global en temas tan trascendentales como la igualdad de género, la paz, el hambre y el cambio climático, entre otros.
En tan solo un año, la comunidad internacional ha adoptado tres ambiciosas agendas mundiales: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y la nueva Agenda Urbana.
Como ha ocurrido con otros acuerdos de este tipo, como por ejemplo los Objetivos del Milenio, que no lograron los resultados esperados, muchas de estas iniciativas son planteadas y pensadas desde lo macro y desde la tarea de los gobiernos centrales, lo cual significa que los otros niveles de gobierno –regional, provincial y municipal- quedan marginados de la propuesta global y, sin embargo, dependerá en gran parte de su trabajo el logro de su implementación.
Pero no sólo eso… conseguir los resultados esperados en estos importantes y necesarios acuerdos requiere de la socialización de la información y del trabajo comunicacional para permear y llegar con los mensajes a la ciudadanía, cuestión que a la fecha también es una deuda pendiente.
No será posible concienciar sobre el papel y rol que corresponde a la ciudadanía si los desafíos emprendidos son vistos por el ciudadano de a pie y por las comunidades como asuntos distantes de su cotidianeidad y como tareas que no dependen de su acción.
La comunicación como oportunidad
Es indudable que la comunicación y lo/as profesionales que en ella trabajan, han logrado un papel respetado dentro de la sociedad.
Ya no es necesario justificar el trabajo de los comunicadores y las comunicadoras dentro del quehacer de los organismos públicos, y para la ciudadanía la labor de los medios como agentes informativos y necesarios para “conocer” y estar actualizado, resultan vitales.
El actual sistema de medios imperante y las redes sociales han posibilitado un amplio abanico de fuentes informativas y de comunicación pero, a la fecha, los medios de comunicación tradicionales continúan teniendo la mayor credibilidad a la hora de “bajar” la información sobre asuntos de impacto a nivel mundial.
La Agenda 2030, la agenda internacional más ambiciosa de la historia, aprobada por la Asamblea General de Naciones Unidas, recoge 17 objetivos (ODS), conocidos también como Objetivos Mundiales(link is external), que son un llamado universal a la adopción de medidas para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar que todas las personas gocen de paz y prosperidad.
El objetivo número 13 de los ODS refiere puntualmente a la tarea de “adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos”.
Lo anterior constata que el cambio climático y sus consecuencias nocivas para la vida y el planeta, ocupan en la agenda mundial y para cada una de las 193 naciones que forman parte de la ONU, uno de los temas a trabajar más allá de creencias o credos religiosos, ideologías y, por supuesto, más allá de límites territoriales o geográficos.
La Agenda Urbana aprobada recientemente en Quito, también aportará en la tarea de “tomar medidas para hacer frente al cambio climático mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero”. En este caso, los líderes se han comprometido a involucrar no solo al gobierno local sino a todos los agentes de la sociedad en la acción climática.
Finalmente, y en un esfuerzo por resumir los muchos puntos y retos enfrentados y consensuados por las naciones que han firmado y están en proceso de ratificación del Acuerdo de París sobre el cambio climático, podemos indicar que uno de los importantes desafíos será limitar el aumento de la temperatura mundial por debajo de los 2 grados centígrados y, de esta manera, controlar el conocido “calentamiento global” y por lo tanto sus efectos sobre la agricultura, la ganadería, la alimentación, el agua y la vida en general.
Pero la pregunta obligada que nos hacemos quienes trabajamos en comunicación y queremos aportar desde “nuestras trincheras” es cómo informar, qué debemos transmitir; y nos preguntamos si nuestra labor como nexos y puentes de los gobiernos, los organismos, las instituciones y las administraciones con la sociedad y la oportunidad que nuestra labor supone a la construcción de un mundo conocedor e informado, puede continuar ausente y siendo considerado solo desde una óptica instrumental.
En cada una de las agendas mundiales expuestas en las líneas anteriores el trabajo comunicacional solo ha estado presente durante los eventos y jornadas enmarcados en las ceremonias masivas. Es verdad que se ha logrado una extensa cobertura de cada una de estas reuniones y que la prensa a nivel mundial ha colocado estos eventos en las portadas principales y los minutos más importantes de los noticieros… pero ello ha sido por la “noticia del hito”.
La responsabilidad de la comunicación pública como un servicio a la ciudadanía
La reflexión a la que invito y desde la cual quiero ofrecer el aporte de los/as profesionales de la comunicación, es desde la óptica del proceso; de la labor que corresponde a quienes nos hemos formado para “comunicar” y para llegar con los mensajes a la ciudadanía.
Si revisamos la Agenda 2030, la comunicación está ausente en cada una de sus líneas y solamente se hace referencia a ella en el punto vinculado a las TICs.
Reitero que no se trata de la cobertura profesional y sin cuestionamiento de los eventos, sino del trabajo diario y de la labor que, por ejemplo, desde la Comunicación Pública y desde los organismos y administraciones, debe desarrollarse a lo largo de todo el proceso de trabajo e implementación de estos grandes acuerdos.
Bajar los mensajes a la ciudadanía sin tecnicismos, adaptando lenguaje y formas de expresión a las comunidades puede resultar mucho más eficiente para un periodista o comunicador que trabaja en un municipio y conoce a su comunidad con sus particularidades identitarias.
Es necesario dar ese paso y avanzar. Es importante que la comunicación deje de ser vista como una cuestión instrumental y accesoria y pase a formar parte del trabajo y del proceso. Resulta vital que en los equipos que toman decisiones tan importantes como las expuestas, se considere a un/a profesional de la comunicación. Es una deuda pendiente asumir que la comunicación es un servicio que desde las administraciones públicas debe ofrecerse a la ciudadanía si queremos construir democracias participativas y transparentes.
Así también trabajar desde la Comunicación Pública con una mirada estratégica y desde la lógica de la comunicación para el desarrollo, que supone una mirada a largo plazo y una visión pensada en el territorio y en la oportunidad que este ofrece a sus habitantes, son garantía para lograr que temas como la resiliencia, el cambio climático y la mitigación de los efectos del calentamiento global sean asumidos por la ciudadanía en su vida diaria como un asunto del que también se es responsable.
Finalmente, y no menos importante, quienes comunicamos tenemos una deuda y debemos hacer un mea culpa… la formación y el conocimiento en temas tan importantes como el cambio climático es urgente. Espacios como los ofrecidos por ejemplo por organizaciones como LatinClima o la Red Iberoamericana de Comunicadores Públicos (http://comunidades.uimunicipalistas.org/comunicadores/) de la Unión Iberoamericana de Municipalistas, así como programas académicos como el Diplomado Internacional en Comunicación Pública (http://www.pga.uimpgranada.es/catalogo/306) o el Encuentro Iberoamericano de Comunicadores Públicos (http://www.pga.uimunicipalistas.org/catalogo/317) , son el camino correcto y por medio de estos espacios será posible aportar desde nuestra profesión.
* Periodista chilena radicada desde hace 8 añosen España.Experta en Comunicación Pública . Doctorando en Dirección y Gestión Pública por la Universidad de Jaén. En la actualidad está radicada en España y trabaja como responsable del gabinete de comunicaciones de la Unión Iberoamericana de Municipalistas #UIM. Coordinadora de la Red Iberoamericana de Comunicadores Públicos #RICP http://comunidades.uimunicipalistas.org/comunicadores/ y Directora de la revista iberoamericana Vox Locális.
Periodista chilena radicada en España - Especialista en Comunicación Pública - Directora de la Revista Vox Locális.