La Comisión Mundial sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo en 1987, definió al desarrollo sostenible como “Desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”, mismo que deriva en responsabilidad política y social de todos quiénes convergen en el quehacer diario de una localidad o país. Esta tarea de generar una equidad social que satisfaga necesidades principalmente de los más necesitados, compromete evaluar impactos frente a esos esfuerzos de búsqueda de equidad, y que no signifiquen el comprometimiento de condiciones de vida para futuras generaciones.De tal manera que en este contexto se han definido diecisiete objetivos de desarrollo sostenible, mismos que consolidan y definen la oportunidad de adoptar un conjunto de objetivos globales que buscan erradicar la pobreza, proteger el ambiente y generar condiciones apropiadas de vida para todos, alcanzables en las próximas dos décadas como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible, donde cumplen un papel fundamental los distintos niveles de gobierno, el sector privado y la sociedad civil.
Así, la próxima Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible “Hábitat III”, misma que se realiza cada veinte años e involucra el compromiso mundial de implementar una Nueva Agenda Urbana, se desarrollará en la ciudad de Quito, centrando la atención de todos los Estados Miembros de Naciones Unidas, actores públicos, gestores locales, ONG´s y toda organización interesada en planificación urbana sostenible.
La integralidad de ámbitos que involucran al Hábitat III, cohesión social, economía urbana, vivienda, medio ambiente, por mencionar algunas de sus áreas, ameritan un ciclo de conferencias temáticas que se han venido desarrollando los últimos años, por ejemplo en el 2015 en la ciudad de Cuenca, se abordó temas relacionados con ciudades intermedias, así también en la ciudad de Latacunga se llevó a cabo un “Urban Thinkers Lab” que tuvo como objetivo discutir las bases jurídicas del urbanismo, realizando un análisis de legislación comparada, que sintetiza la discusión de problemáticas, experiencias, contradicciones y desafíos, con coincidencias en las dificultades que enfrentan las urbes, pero que se ven agudizados por condiciones particulares propias de cada ciudad o país.
Son múltiples los aspectos que debemos destacar del Hábitat III, por una parte la generación de una Agenda Urbana que no solo se adapte a la realidad actual contemplando la diversa problemática hacia el desarrollo, sino la inclusión de aspectos que incidirán en mediano y largo plazo al cumplimiento de los objetivos del milenio y de desarrollo sostenible, más aún cuando según fuentes de la CEPAL “La mitad de la humanidad vive en la actualidad en ciudades y, dentro de dos décadas, casi el 60% de la población mundial habitará en núcleos urbanos. El crecimiento urbano es mayor en los países en desarrollo, donde las ciudades aumentan su población, de media, en 5 millones de habitantes al mes. La explosión del crecimiento urbano conlleva unos desafíos sin precedentes entre los que la falta de suministro de agua y saneamiento es el más urgente y lesivo”,exigentes.aspectos que obligan a los decidores de políticas públicas a repensar las ciudades para enfrentar un cambio drástico debido al incremento poblacional que requerirá de servicios públicos y demandará condiciones de vida mucho más
Entre los diversos desafíos hacia el desarrollo se encuentra la generación y aplicación de normativa urbana que permita el crecimiento ordenado de ciudades adaptándose a la realidad y proyectándose a futuro, lo cual exige no solo la imposición de la ley sino la responsabilidad política de las autoridades de exigir su cumplimiento y de la ciudadanía de acatarlas por responsabilidad social, para no lamentar consecuencias fatales. Y cito este último aspecto, puesto que Habitat III a realizarse en Ecuador, coincide con un hecho catastrófico que hace pocos meses arrasó su zona costera, un fuerte terremoto puso en evidencia las múltiples falencias que afectan y ponen en riesgo el desarrollo de ciudades, me refiero a la irresponsabilidad de autoridades, constructores y habitantes que sin la mínima precaución han elevado construcciones que no cumplen los mínimos estándares constructivos y que ahora ven bajo escombros ciudades enteras lamentando la pérdida de cientos de vidas humanas, donde por ejemplo en una de las provincias afectadas Manabí, el 67,4% de construcciones no pueden ser habitadas como resultado del terremoto. El clientelismo, debe cesar por el bien de la humanidad, esto en esencia mezclado con varios otros males como la corrupción, se interponen en el cumplimiento verdadero de los objetivos de desarrollo y generan las grandes inequidades de diverso tipo, por lo tanto deben ser considerados en la agenda de discusión de estas Conferencias Mundiales, tanto en la elaboración como en la aplicación de políticas públicas, mismas que al centrar su discusión en problemáticas, experiencias, contradicciones y desafíos, que coinciden con la realidad de las urbes pero que se ven agudizados por condiciones particulares propias de cada ciudad o país.
El verdadero desafío reside en la necesidad de generar conciencia social, pues si bien las soluciones que se plantean y que funcionan ya en muchas ciudades del mundo pueden parecer inalcanzables, no debemos olvidar que en algún momento coincidieron con nuestra situación actual, y que bajo una sensata adopción de políticas públicas que involucraron a diversos actores, pese traspiés y errores, hoy encuentran sus problemas en gran medida superados. Está claro entonces que la dinámica de una ciudad no cesa, y los problemas mutan, por lo tanto los comportamientos ciudadanos así como las alternativas también deben mutar orientándose a cumplir obligaciones básicas de respeto en la convivencia ciudadana y en lo macro un desarrollo planificado, respaldado en un estricto control, que piense en futuras generaciones y no en las futuras elecciones, con el comprometimiento de hacer de este planeta un espacio equitativo, en condiciones de cuidado y calidad de vida.
Bibliografía