Participación política “El camino hacia el Cambio”

Por Eloy Bravo

Latinoamérica desde inicios del siglo XXI ha comenzado a experimentar cambios dentro de sus esquemas políticos tradicionales. El surgimiento de nuevas tecnologías, que han influenciado notablemente en la conciencia de los ciudadanos, evidencia la necesidad de un refrescamiento dentro de las cúpulas de poder que durante años han gobernado en América Latina, generando liderazgos con discursos “innovadores” que antes de hablar continuidad ofrecen cambio.

Durante décadas los ciudadanos hemos asumido que la política es para políticos, dejando en sus manos el destino de nuestra historia y el de nuestras futuras generaciones, estableciéndonos en un estado de sumisión que favorece a los gobernantes y sus aliados, afianzándoles la idea de convertir la alternabilidad de poder, en un monopolio que garantice el reinado de una hegemonía hereditaria de elites que se disfrazan para nosotros con los vestidos de la “Democracia”.

La palabra “Democracia” se ha convertido en un recurso discursivo exquisito dentro del vocablo político, que además, constituye una atmosfera en donde los electores se sienten protegidos por las garantías que este concepto representa dentro de un gobierno del siglo XXI. La sensación de seguridad que estos tipos de gobiernos democráticos ofrecen, hacen parte de la magia que nos seduce desde las campañas electorales de los candidatos que se postulan para ejercer cargos públicos de elección popular, hasta los procesos que nos vinculan directa o indirectamente con la gestión de quien nos representa en cada uno de dichos espacios de poder.

Es responsabilidad de cada uno de los ciudadanos que somos parte de la estructura social de cada uno de nuestros países, hacernos parte de lo público, no directamente podemos hacerlo al involucrarnos en partidos u organizaciones con fines políticos, los cuales son necesarios para que realmente exista democracia, pero si podemos hacerlo cuando elevamos nuestras críticas y hasta nuestras felicitaciones a quienes hoy nos gobiernan, asociándonos entre familiares y amigos para debatir sobre nuestro futuro y el de nuestras generaciones, las cuales se ponen en riesgo siempre que los gobiernos comienzan a virar acciones en función de cubrir sus propios intereses, recurriendo en el hueco oscuro de la corrupción y alejándose del deber que se les atribuye para canalizar los esfuerzos que permitan cubrir las necesidades de quienes deberíamos ser prioridad, consolidando así un proyecto que se mantenga apuntando al desarrollo de nuestro continente.

Los mecanismos de participación ciudadana surgen incluso desde la célula de la sociedad, la familia. No me refiero con esto a que politicemos nuestro entorno personal, pero si podemos generar sentido crítico en la valoración que se debe otorgar al respeto de nuestros derechos fundamentales como seres humanos y a partir de ahí, formar conciencia de lo que nos corresponde reclamar por derecho y cumplir con los deberes que como demócratas debemos asumir para garantizar la estabilidad de nuestra convivencia social.

En medio de una globalización como la que nos arropa en la actualidad, la participación política se hace presente a través de vías materiales y digitales, en donde se generan foros de opinión que, aunque en ocasiones no estemos de acuerdo con muchas y en el peor de los casos con ninguna, tenemos el deber de respetarlas por el legítimo derecho que tiene cada ciudadano de expresar su disentimiento a los temas que considera vulnerables. Pero es que muchas veces estos canales también son mal utilizados y se vuelve para nosotros un deber asumir el compromiso espontáneo de atender el tema sobre cómo debemos aprovechar el uso de dichos medios, generando sensibilización en la conciencia de los ciudadanos con el fin de que se produzcan impactos positivos en el proceso de cambio hacia una sociedad políticamente consciente.

El cambio comienza por cada uno de nosotros y solo cuando logremos hacernos parte de lo político, a través de la participación que legítimamente poseemos como ciudadanos de naciones democráticas, entonces surgirán verdaderos proyectos de naciones que, recogiendo la historia política que tanto daño ha hecho a las sociedades de Latinoamérica y el mundo, derribaran los discursos y proyectos impregnados de falsa retórica, aspiraciones e intereses y ofrecerán de manos de una generación políticamente consciente, el oasis de estabilidad política y social que por años hemos demandando y que sin duda merecemos.

Sobre el autor:

Eloy Bravo - Egresado de la Universidad Central de Venezuela como Politólogo, con más de 10 años al servicio de proyectos sociales y asumiendo responsabilidades de distintos niveles en instituciones públicas del estado venezolano, así como en la empresa privada y trasnacionales, han sido parte de mi experiencia como profesional en Ciencias Políticas y Administrativas.

2003-2005: Concejal del Primero Gobierno Municipal Juvenil del Municipio Chacao en la gestión del Alcalde Leopoldo López Mendoza, actualmente preso político del gobierno de Venezuela. Caracas-Venezuela.

2007-2011: Asesor del Gobierno Municipal Juvenil de Chacao. Caracas-Venezuela.

2012-2013: Coordinador Nacional de movilización para la campaña Presidencial del candidato Henrique Capriles Radonsky en el año 2012 frente al candidato de gobierno Hugo Chávez Frías y campaña presidencial año 2013 frente a Nicolás Maduro Moros. Caracas-Venezuela.

2012: Coordinador regional de movilización para la campaña de Gobernadores y Alcaldes del Estado Miranda en el comando de campaña del candidato a la gobernación por el estado Miranda, Henrique Capriles Radonsky. Miranda-Venezuela.

2013: Coordinador de la unidad de planificación adscrita al despacho del Gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonsky. Miranda-Venezuela.

2014: Asistente Parlamentario de la Diputada Delsa Solórzano, presidente de la Comisión Permanente de Derechos Humanos del Parlamento Latinoamericano PARLATINO.

2015: Coordinador de Advocacy, Asuntos Corporativos y Gobierno para Productos Roche S.A.

2014-2016: Miembro de la comisión de Derechos Humanos de la Mesa de la Unidad Democrática, coordinada por la Diputada a la Asamblea Nacional de Venezuela, Delsa Solórzano. Conjuntamente con los miembros de dicha comisión, soy el responsable de elaborar el Informe de Derechos Humanos de la Mesa de la Unidad Democrática, documento que ha recorrido el mundo y se ha ganado el reconocimiento de líderes, gobiernos y organizaciones políticas en todo el mundo por su contenido responsable. Recientemente obtuvo el 3er lugar dentro de los nominados para el premio Sájarov a la Libertad de Conciencia 2015, galardón que otorga el Parlamento Europeo en Derechos Humanos.