Eduardo Sánchez es el jefe de relaciones institucionales del Instituto Aragonés del Agua desde 2009, pero lleva trabajando en temas medio ambientales desde 2003 cuando tomó las riendas de la comunicación del Departamento de Medio Ambiente del Gobierno de Aragón. La coyuntura política de su territorio, periódicamente afectada por proyectos de realizar el trasvase del Ebro y la tendencia mundial a temas como el cambio climático y la gestión eficaz de los recursos naturales, entre otros, han hecho de él un experto en la gestión de la comunicación pública en medio ambiente.
¿Cómo definiría la situación actual de la comunicación sobre medio ambiente desde las instituciones públicas?
No solo la comunicación, sino en general las políticas ambientales, han perdido cierto protagonismo en los últimos años en muchos países por parte de las instituciones, ante las dificultades presupuestarias, la falta de recursos públicos y privados, y la necesidad de priorizar otras áreas, especialmente las de políticas de protección social, inclusión, empleo y fomento económico. Ante esta coyuntura, los asuntos ambientales han pasado temporalmente a un segundo plano también en el mapa de preocupaciones ciudadanas, salvo en casos concretos de conflictos o accidentes muy localizados.
- En estos diez años de trabajo en comunicación medio ambiental, ¿a qué retos se ha enfrentado?
El medio ambiente y el desarrollo sostenible tienen la virtud de que han de enfocarse con una visión global e integral. Por ello, he tenido la suerte de poder abordar aspectos como el cambio climático, la calidad de las aguas, la protección y gestión de los bosques y espacios naturales, los procesos de participación, diálogos social y gobernanza sobre agua, la educación ambiental... En cualquiera de ellos, el principal reto es detectar y enfocar con precisión el asunto que se quiere comunicar, y hacerlo de la forma más sencilla e interesante posible para la ciudadanía.
- ¿Ha sido difícil contrarrestar el efecto mediático que tienen organizaciones como Greenpeace, por ejemplo?
Las organizaciones sociales y sin ánimo de lucro tienen la virtud de que actualmente disfrutan de la presunción de veracidad, cuestión que por desgracia a menudo las instituciones no tienen, por el descrédito creciente y generalizado hacia la gestión pública y política por parte de la ciudadanía, por injusto que esto pueda ser, ya que francamente en las administraciones hay grandes profesionales y dirigentes que hacen un gran esfuerzo. Las organizaciones no gubernamentales y las instituciones comparten más visiones y preocupaciones de lo que parece, pero los gobiernos tienen la responsabilidad adicional de actuar por el interés general, mientras que los lobbys solo velan, y es legítimo, por la causa concreta que defienden.
- ¿Qué tendencias, desde el punto de vista de los medios de comunicación, dominan actualmente en la comunicación medio ambiental?
Si abrimos el zoom de la realidad, la tendencia informativa es enmarcar el medio ambiente en otros conflictos y retos globales, como la pobreza o la desigualdad social. Pero si cerramos el zoom y observamos qué cuestiones ambientales concretas tratan los medios, vemos con preocupación que las empresas informativas y las instituciones rara vez tienen recursos para disponer de profesionales especializados en comunicación ambiental, por lo que a menudo solo saltan a la actualidad cuestiones muy concretas como accidentes o sucesos: incendios forestales, derrames de fuel, episodios de contaminación...
- ¿Qué recomendaciones daría a los responsables de planificar la comunicación sobre medio ambiente de una institución pública?
Ante todo, que tengan claro el tono, el relato y los objetivos que se quieren divulgar a lo largo de todo el mandato de la institución, que se busquen los aliados externos adecuados, que sean honestos y transparentes, y que tengan muy en cuenta las singularidades concretas de su territorio, de su población, las preocupaciones ciudadanas, las características de los medios informativos... La comunicación ha de ser siempre un traje a medida.