El secretario general de la Unión Iberoamericana de Municipios (UIM), Federico Castillo Blanco, asegura que tras la pandemia la gente se “cansó” de las ciudades y que ahora se plantean otros desafíos.
La Unión Iberoamérica de Municipios (UIB) mantiene un vínculo con la ciudad de Córdoba desde hace más de dos décadas. Entre 1998 y el año 2000, el exintendente Rubén Américo Martí presidió la entidad que nuclea a más de 400 gobiernos locales de América latina y de España, y sembró una relación de intercambio que perdura.
Hace unas semanas, su secretario general, Federico Castillo Blanco, participó del Encuentro Suprarregional de Mujeres y dejó algunos conceptos sobre los nuevos desafíos del municipalismo. En su visita dijo que es fundamental el “consenso entre lo público y lo privado, el intercambio y la vinculación internacional”.
–¿Qué necesidades cambiaron en los municipios desde que Martí fue presidente de la entidad hace más de 20 años hasta la actualidad?
–Hay varios cambios que son relevantes. El primero tiene que ver con el surgimiento de una clase política muy potente a nivel local, que ha ido ganando espacio. El municipalismo de hace 30 años estaba representado por gente que tenía sus valores, que tenía su compromiso con su municipio, pero que no llegaban a articular una clase política o ir a las élites nacionales. El municipio se ha convertido en la arena de debate político. Una arena de debate de las aspiraciones ciudadanas, del encuentro entre la ciudadanía y el gobierno, entre la sociedad civil y el gobierno, entre los emprendedores y el gobierno.
–¿Y en cuanto a la prestación de servicios y la gestión del espacio público?
–Hace 30 años, al municipio le pedíamos que recogiera la basura, que asfaltase las calles, que garantizase la limpieza. El municipio ha ido progresivamente ampliando su competencia. Pasa en Argentina, pero también pasa en todo el mundo. Al principio, eran servicios básicos de infraestructura porque era lo más evidente, lo que nos faltaba, pero progresivamente eso se fue ampliando a otro tipo de servicios: a la cultura, a los servicios sociales. Hay un nuevo escenario.
–Sin embargo, a pesar de la demanda de ampliar esos servicios, muchas veces los municipios no tienen recursos para hacerlo.
–La descentralización por sí sola, transferir competencias a los municipios, no vale. Transferir competencias de la provincia o del Estado central a los municipios no es la panacea, no arregla por sí solo los problemas que tiene la ciudad. Pero en estos últimos años hemos avanzado, hemos mejorado la infraestructura, hemos ampliado la cobertura, la cartera de servicios, y además lo hacemos mejor que el Estado central. Hay estudios que señalan que los municipios han sido capaces de identificar mejor las necesidades de la ciudad. Por ejemplo, el caso de Curitiba o el de Rafaela, en Argentina, también.
Federico A. Castillo Blanco, secretario general de la Unión Iberoamericana de Municipalistas. (Nicolás Bravo / La Voz)
–¿Qué atributos debe tener un municipio en estos tiempos?
–Lo primero es internacionalizarse. Es decir, actuar en redes internacionales y relacionarse con el exterior, aprender y transferir conocimiento. Segundo, trabajar la prevalencia del mérito sobre la lealtad. Es decir, la continuidad de equipos de gestión en el tiempo. Y también adaptarse a la transformación digital, que supone una revolución mayúscula.
–¿Cuáles son los problemas que se plantean en este nuevo escenario para los municipios?
–Estamos en una etapa disruptiva en una época en la cual los instrumentos que tenemos para resolver los problemas de hace 30 años ya no nos sirven. El problema no es sólo eso, es que tenemos que cambiar las ruedas con el coche en marcha, es decir, que tenemos que seguir prestando servicios y atender las nuevas demandas. La despoblación es uno de los problemas de las ciudades. También trabajar contra el cambio climático.
–Los centros de las ciudades tienden a quedar de despoblados por una migración hacia la periferia.
–En ciudades como esta (Córdoba), que son medianas ciudades, se da el fenómeno del crecimiento de las periferias, porque la gente busca alejarse de los centros. Pero tenemos que afincar la población en los centros. No se pueden convertir en escaparates, ni en sitios sólo empresariales o comerciales. Y eso implica apoyo a la población, la implementación de políticas públicas y revisar la clasificación a zona comercial, de edificios, de zonas de centro, y recuperar el espacio para que viva la gente.
–¿Cómo se hace para trabajar en las nuevas necesidades de los municipios cuando hay lugares donde todavía hay sectores que no tienen acceso al agua potable?
–No podemos renunciar a trabajar en el cambio climático, la transformación digital, el empoderamiento de la mujer, el envejecimiento de la población. No podemos renunciar a eso porque tenemos esta urgencia, que es verdad que existe. Hay que conciliar eso y tener políticas de cohesión social y territorial.